viernes, 29 de junio de 2012

¿Vivienda inteligente?... prefiero una vivienda obediente

Recuerdo que hace 10 años cuando decidí adaptar mi casa, lo primero que hice fue contactar con empresas del sector que estuvieran especializadas en este tema. 

Unas me dijeron que podría controlar el toldo de manera que se accionara cuando el sol incidiera directamente y además contribuiría de forma sostenible a la eficiencia energética. 

Hasta entonces yo había oído hablar repetidas veces “de las energías renovables, la capa de ozono, la sostenibilidad y un sin fin de tópicos sociales, todos ellos muy respetables, pero que sinceramente no remediaban mis necesidades para la autonomía. 

Tuve claro desde el primer momento que yo no quería una vivienda que decidiera por mí, sino más bien un sistema que pudiera controlar conforme mi enfermedad avanzaba. 

Una vez mi hermano Borja y yo llegamos a esta conclusión, nos dimos cuenta que no existía en el mercado un dispositivo para las personas con discapacidad. Fue entonces cuando decidimos diseñarlo nosotros mismos. 

Después de varias consultas vimos que este sistema debía ser: económico, de fácil instalación, personalizable y que se pudiera adecuar a la evolución de la enfermedad. 

Fue entonces cuando apareció la primera versión del sistema BJ de control de entorno. A título anecdótico puedo decir que se le bautizó con el nombre de Perseo por la afición que tenía Sergio a la mitología griega. 

El sistema BJ combina dos tecnologías: la radiofrecuencia y los infrarrojos. Esto que podría parecer tan complicado, simplemente me permite accionar todos los mandos de la casa que tuvieran un control como el de la televisión, o el equipo de música y también otros elementos como la puerta de casa, activar una alarma de aviso, etc. 

El elemento básico para conseguir este objetivo es el conmutador, que permite acceder a través del propio mando a un menú de barrido. De esta forma una persona con tetraplejia puede acceder sin dificultad. 

Me quedó claro desde aquel momento que en BJ-ADOM íbamos a contribuir siempre a la mejora de la calidad de vida de las personas con discapacidad, y no suplantaríamos su voluntad; por este motivo nunca nos ha gustado el término vivienda inteligente, sino más bien vivienda obediente.

 Joaquín Romero

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